Hallan “las puertas del infierno” en sitio turístico

Arqueólogos de Italia hallaron al suroeste de Turquía una antigua cueva a través de la cual, según la mitología romana, las almas de los muertos iban al inframundo.

El descubrimiento se produjo durante las excavaciones de las ruinas de la antigua ciudad de Hierápolis, que fue parte del estado de Frigia fundado en los siglos XIII-X a. C.

Los romanos llamaron a esta cueva “Las Puertas de Plutón”, el dios romano del inframundo, y debido al peligro que representaba algunos incluso la denominaron “las puertas del infierno”.

Hierápolis se ubica en la actual ciudad turca de Pamukkale, que se considera uno de los centros turísticos más importantes del país declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

“Descubrimos la puerta al reconstruir la ruta de las aguas termales y revelamos que los manantiales de Pamukkale tienen su origen en esta cueva”, precisó Francesco D’Andria, jefe del grupo de arqueólogos italianos.

Los investigadores afirman que hasta hoy día se registran sucesos misteriosos alrededor de la cueva. En particular, afirmaron que vieron cómo varias aves murieron al instante al acercarse a su entrada. Los científicos aún no pueden explicar este fenómeno desde un punto de vista razonable. Sin embargo, se sabe que en el pasado este lugar se utilizó para realizar rituales religiosos.

“La gente podía ver los ritos sagrados desde los escalones, pero no podían acercarse a la puerta. Delante de ellos solo se encontraban los sacerdotes”, abundó D’Andria.

Se cree que los vapores que emite la cueva podían provocar alucinaciones y visiones o hasta causar la muerte instantánea.

Los arqueólogos encontraron entre las ruinas una escalera, una piscina y los restos de un antiguo templo, que era un lugar de peregrinación. La gente se bañaba en la piscina y dormía al lado de la puerta, ya que se creía que de esta manera podían ver el futuro en sueños. Actualmente, Francesco D’Andria y su equipo están trabajando en una reconstrucción digital del antiguo santuario.

Fuente El Vocero

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