SAN FRANCISCO (AP) — Puerto Rico llegó a San Francisco al borde de la medianoche tras cruzar de costa a costa todo Estados Unidos. El largo viaje no fue en vano y se quedarán un par de días más en la zona de la Bahía: los boricuas avanzaron el domingo a su primera final de un Clásico Mundial de béisbol tras vencer 3-1 al bicampeón Japón.
Un jonrón de Alex Ríos que produjo dos carreras en la séptima entrada, un sencillo remolcador de Mike Avilés en la primera y el trabajo mancomunado de un aguerrido grupo de lanzadores depositó a Puerto Rico a una final el próximo martes que nadie en sus sueños más alocados pudo pronosticar antes del torneo.
El equipo dirigido por Edwin Rodríguez bajó de su pedestal a otro coloso, luego de que en las dos rondas anteriores apearon en el camino a Venezuela y Estados Unidos. La última víctima fue Japón, el conjunto asiático que con maestría conquistó las dos ediciones previas del Clásico.
“Esto es una victoria inmensa, un logro inmenso”, dijo Rodríguez. “Estamos muy conscientes de que Puerto Rico está mirando y pendiente de lo que está sucediendo aquí. Y cada uno de los muchachos sabe lo que esto significa para el pueblo de Puerto Rico y no solamente en lo deportivo, sino en lo social y anímico para Puerto Rico”.
Puerto Rico espera ahora por el ganador de la otra semifinal, que República Dominicana y Holanda protagonizarán el lunes.
“Demostramos completamente que podemos ser los nuevos campeones, el campeón que nadie esperaba”, dijo Ángel Pagán, el jardinero central de los Gigantes de San Francisco, los actuales monarcas de la Serie Mundial. “Esto tiene un enorme significado, pero no todo. Aún nos falta una victoria más”.
Los boricuas disputaron partidos sucesivos —una victoria ante Estados Unidos el viernes que certificó su pasaje a las semifinales en San Francisco— y seguido perdieron el sábado ante República Dominicana en un encuentro que definió el orden de posiciones del grupo de segunda ronda en Miami.
Eso implicó el compromiso de jugar el domingo frente un adversario japonés que no había visto acción desde el martes previo en Tokio.
Más entonado y con sus baterías cargadas por la adrenalina de la competencia, Puerto Rico golpeó temprano al tomar la ventaja en la misma primera entrada contra Kenta Maeda. Sin permitir anotaciones en 10 innings, el as japonés se metió en problemas al conceder un par de bases por bolas. Parecía que Maeda salía del atolladero con un ponche a Yadier Molina, pero Mike Avilés le hizo pagar con un sencillo al central que remolcó a Irving Falú.
El abridor puertorriqueño Mario Santiago, por su parte, estuvo infranqueable, al retirar a los primeros nueve bateadores que enfrentó.
Su primer aprieto se produjo en el cuarto, cuando Takashi Toritani le saludó con sencillo al central. Sin embargo, Santiago sofocó la amenaza cuando, con hombre en segunda, realizó una gran jugada al fildear un machucón por tercera para sacar en primera a Shinnosuke Abe.
La faena de Santiago se vio interrumpida en el quinto, cuando debió salir por rigidez en el antebrazo derecho, dejando un hombre en segunda y un out. Otro derecho, José De La Torre, entró en relevo y regaló un boleto. De La Torre se creció y ponchó a Atsonori Inaba y Nohuhiro Matsuda con swings a la brisa.
Japón desperdició otra oportunidad en el sexto cuando Seiichi Uchikawa conectó un triple con una línea tendida en la que Pagán se arriesgó de más con dos outs, al deslizarse para tratar de atraparla. Pero el relevista Xavier Cedeño vino para ponchar a Abe, el cuarto bate de Japón, con otro ponche abanicándole.
Con un magro promedio de .136 (tres hits en 22 turnos, sin impulsadas y tres ponches), Ríos no había hecho nada del otro mundo en este Clásico, pero el guardabosques de los Medias Blancas de Chicago pegó el hit más importante hasta ahora. Luego que Avilés la séptima con sencillo, Ríos desapareció por el izquierdo un cambio en cuenta de 1-1 de Atsushi Nohmi.
“Fue un turno muy emotivo”, dijo Ríos. “Ya me había lanzado un cambio en el turno y no se le dejé pasar cuando vino con otro”.
Puerto Rico perdonó en el octavo cuando llenó las bases con un out, pero no pudo anotar para sentenciar.
La reacción de Japón se dio en la parte baja ante Randy Fontanez, logrando anotar con un sencillo remolcador de Hirokazu Ibata tras un triple de Toritani. Uchikawa dio un sencillo para poner hombres en primera y segunda, y el manager Rodríguez trajo al zurdo JC Romero. De manera extraña, los corredores japoneses se enredaron con las señas de doble robo y Uchikawa fue sorprendido entre primera y segunda por el receptor Yadier Molina. Abe volvió a fallar con una roleta para la intermedia. Puerto Rico respiraba aliviado.
“El liderazgo de Yadier Molina no puede ser cuantificado, por eso es el mejor cátcher del mundo”, indicó Rodríguez.
El manager Koji Yamamoto no se arrepintió por pedir el doble robo con su cuarte bate: “fue un intento fallido, pero adecuado”.
Japón trató en vano de conseguir el tricampeonato con un equipo carente de sus figuras establecidas en Grandes Ligas, como Yu Darvish e Ichiro Suzuki.
“Todos nuestros jugadores son de nuestras ligas. Tratamos de cumplir como equipo y luchar”, Yamamoto. “Nuestros adversarios esta noche fuern formidables y superiores en bateo y pitcheo”.
Romero y Fernando Cabrera sacaron los últimos tres outs para desatar otro grandioso festejo boricua.
NOTAS: Los dos managers de Japón que conquistaron los dos Clásicos anteriores — Sadaharu Oh (2006) y Tatsunori Hara (’09) — se encargaron del primer lanzamiento ceremonial, acompañados por Orlando Cepeda, el pelotero puertorriqueño miembro del Salón de la Fama También se guardó un minuto de silencio por el lanzador cubano Yadier Pedroso, quien falleció el sábado en un accidente automovilístico. Pedroso, de 26 años, actuó en un par de juegos del Clásico.