BOGOTA, Colombia (AP) — A un día de retomar las conversaciones de paz entre la guerrilla de las FARC y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, el jefe de la comisión negociadora estatal pidió el domingo imprimir “un nuevo ritmo” al proceso para obtener prontos resultados que lleven a la terminación de un conflicto de casi medio siglo.
“Necesitamos más ritmo. Y yo quiero que eso le llegue a la opinión pública y también a las FARC”, dijo el ex vicepresidente Humberto de la Calle, jefe de la delegación gubernamental, en una declaración a periodistas desde la casa presidencial en el centro de Bogotá.
“El Gobierno espera resultados… Queremos movernos con toda responsabilidad, pero a la velocidad que el país espera para alcanzar resultados en beneficio de toda Colombia”, puntualizó.
De la Calle explicó que desde el 14 de enero los negociadores del gobierno y de las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) retomarán en La Habana las discusiones sobre asuntos agrarios, el primero de cinco puntos de una agenda acordada por las partes, entre los cuales también figura la lucha contra el narcotráfico, la compensación a las víctimas y la reinserción a la sociedad de los insurgentes.
“En este momento, ya estamos en discusiones de fondo, concretas, sobre cada uno de los temas específicos incluidos” en el tema agrario, sostuvo De la Calle, un curtido político y abogado de 66 años.
Aseguró que de parte del Estado “hay toda la voluntad para avanzar” en la terminación del conflicto, pero reiteró que se mantiene la instrucción del primer mandatario de que “este es un proceso que no se puede prolongar indefinidamente en el tiempo”, y cuya “hoja de ruta ha sido y seguirá siendo la agenda ya pactada”.
Según han explicado diferentes analistas, ese “nuevo ritmo” en los avances de los diálogos o la aceleración de éstos que demanda el gobierno estaría supeditada a varios aspectos como nutrir de confianza los acercamientos, evitando así las declaraciones dispares, abandonar tanta retórica y reemplazarla por acuerdos, muchos de los cuales obligarán a ambas partes a ceder en sus pretensiones, y, finalmente, que los diferentes sectores de la sociedad estén dispuestos a contribuir de manera franca en lo convenido sobre cada uno de los ítems.
Por ejemplo, grandes terratenientes colombianos deben estar dispuestos a apoyar una reforma agraria profunda, una discusión que ya ha causado gran malestar en varias esferas del potentado económico del país. De igual manera, el ciudadano del común podría verse aventado a respaldar que en el futuro ex miembros de la guerrilla accedan a cargos de representación política.
La delegación gubernamental esperaba este domingo viajar hacia Cuba para iniciar el lunes a primera hora la tercera ronda de negociaciones con las FARC, cuyo equipo lo encabeza el guerrillero alias Iván Márquez, uno de los miembros del Secretariado o la máxima dirigencia de ese ese grupo rebelde.
En septiembre de 2012, el presidente Santos anunció que había firmado un preacuerdo con las FARC para iniciar un proceso de paz. El 18 de octubre en Oslo, capital noruega, el gobierno y la guerrilla instalaron formalmente la mesa de negociación. Después el proceso volvió a La Habana.
Associated Press
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