YUCAIPA, California, EE.UU. (AP) — Un autobús lleno de turistas, que regresaba a la ciudad mexicana de Tijuana desde el centro de esquí Big Bear en California, descendía lentamente por las curvas de una montaña cuando de pronto el vehículo empezó a tomar velocidad. El conductor pidió a gritos que alguien llamara al servicio de emergencias pues los frenos no respondían.
Mientras varios pasajeros trataban angustiosamente de conseguir la señal para sus teléfonos celulares, un grupo de jóvenes pegaba alaridos y oraba en voz alta. Otros pasajeros lloraban y se protegían la cabeza ante el descenso intempestivo del vehículo.
El autobús pegó por detrás a un automóvil, giró, volcó y patinó sobre un costado. Una camioneta que venía por el carril contrario embistió el autobús, lo enderezó e hizo que varios pasajeros salieran disparados por las ventanillas.
“Todo ocurrió muy rápido. Cuando el autobús giró, todo voló, hasta las personas”, relató Gerardo Barrientos, quien en un momento iba al lado de su novia y al siguiente salía de entre los fierros retorcidos para encontrarla junto a un amigo en la carretera, heridos pero vivos, en medio de algunos cuerpos.
Al menos siete personas murieron y unas tres decenas resultaron heridas la noche del domingo en el accidente ocurrido a unos 130 kilómetros (80 millas) al oriente de Los Ángeles, en la carretera estatal 38. Algunas de las víctimas fatales fueron identificadas como Víctor Cabrera García, de 13 años; Elvira García Jiménez (40); y Guadalupe Olivas (61), los tres de San Diego; y Aleida Adriana Arce Hernández (38) y Rubicelia Escobedo Flores (34), ambas de Tijuana, informó el forense del condado de San Bernardino, Tony Campisi.
Los nombres de otras dos mujeres fueron mantenidos en reserva hasta que sus parientes o allegados sean notificados. El servicio forense labora todavía en la identificación de un hombre.
El lunes, las familias de los turistas buscaban a sus parientes en hospitales, en tanto la policía buscaba evidencias en el sitio del percance y revisaba los antecedentes de la empresa de transporte.
El autobús salió de Tijuana, en la frontera con San Diego, California, para realizar un recorrido de tres horas hasta Big Bear, donde los turistas pasaron un día en la nieve.
Los registros federales de transporte mostraron que el autobús, operado por la compañía Scapadas Magicas, con sede en National City, California, tuvo 22 infracciones al código de seguridad durante un año, incluyendo problemas con los frenos, el parabrisas y las llantas.
El choque dejó en la carretera escombros, miembros de cuerpos y ropa de invierno. El autobús siniestrado obstaculizó ambos carriles, ya sin ventanas, con el frente aplastado y una parte del techo arrancado hacia atrás como si fuera una lata.
El vehículo bajaba lentamente la montaña y era rebasado por otros vehículos, incluido el automóvil que luego impactó por detrás. De pronto empezó a descender velozmente por razones desconocidas, de acuerdo con una persona que participa en la investigación pero que solicitó el anonimato porque la indagación está en curso.
El autobús recorrió aproximadamente un kilómetro y medio (una milla) desde donde impactó al automóvil hasta que se detuvo, dijo el policía León López, de la Patrulla de Caminos de California.
La policía determinará si la causa del percance fue una falla mecánica o un error del conductor. La carretera estaba seca al momento del accidente.
El conductor del autobús, Norberto B. Pérez, de unos 52 años y radicado en San Ysidro, estaba en condición grave, dijeron las autoridades. Pérez dijo a la policía que el vehículo tuvo problemas con los frenos.
Nadie respondió a la puerta de la oficina de Scapadas Mágicas en un amplio complejo que alberga a más de 1.300 armarios individuales y unas 30 oficinas pequeñas.
Al menos 17 personas seguían hospitalizadas. Cinco están graves, incluida una niña.
El conductor de la camioneta está en situación muy grave, informó Peter Brierty, subjefe de bomberos. Tres personas iban en el automóvil.
Rocky Shaw, de la oficina del médico criminalista del condado San Bernardino, dijo que uno de los fallecidos era un niño de 13 años. Su familia se había reunido con funcionarios del consulado mexicano luego de pasar la noche buscándolo en diversos hospitales.
Había 38 personas a bordo del autobús, incluido el conductor y un guía, dijo Jordi García, director de mercadotecnia de Interbus, la compañía que rentó el vehículo a Scapadas Mágicas.
“Todo apunta a una falla en los frenos”, dijo García.
Afirmó que habló brevemente con su guía de turistas, quien sufrió heridas leves. La guía le dijo que escuchó un fuerte sonido antes del choque.
García dijo que cree que todos los pasajeros eran ciudadanos mexicanos, pero una mujer dijo que su hija, quien resultó herida en el accidente, era ciudadana estadounidense.
El accidente ocurrió al día siguiente de que un autobús que transportaba a 42 estudiantes de secundaria y sus acompañantes adultos chocó contra un paso elevado en Boston, lo que dejó 35 heridos.