El padre del rock independiente y ex líder de The Velvet Underground, ha fallecido este domingo a los 71 años aunque todavía se desconoce la causa de la muerte. El pasado mes de abril se sometió a un trasplante de hígado a vida o muerte, según reveló en junio su esposa, Laurie Anderson, al diario The Times. Antes de esa operación, Reed “se moría“, indicó su mujer, a pesar de que hace mucho tiempo había dejado atrás sus problemas con el alcohol y las drogas. Sólo diez días después de este anuncio, el cantante tuvo que ser hospitalizado en Nueva York a causa de una severa deshidratación.
Aunque el propio Reed afirmaba que dejó de ser “el chico malo del rock” en los setenta, este icono del underground y ex vagabundo del lado salvaje nunca perdió oportunidad de azuzar al mundo con su irrefrenable doble genio, creativo y temperamental. “No toqué blues porque todo el mundo lo hacía y me gustaba escribir sobre las cosas de las que no hablaban los demás“, aseguraba el compositor neoyorquino nacido en Brooklyn en 1942.
Y es que, aunque nunca conoció el éxito de la mano de la banda The Velvet Underground, que cofundó en 1964 junto a John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker, su legado sigue siendo considerado uno de los más influyentes de la historia del rock. En 1970, tras la disolución del grupo, arrancó su etapa en solitario, ganándose una reputación como el “cronista de las miserias de la gran ciudad” y el roquero políticamente incorrecto con canciones como Sweet Jane o Walk on the wild side.